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Parkinson, una enfermedad sin cura pero que puede ser tratada para una mejor calidad de vida
Como todos los 11 de abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS), en esta fecha la comunidad médica hace un llamado a la concienciación y la visibilización de esta enfermedad neurodegenerativa. Si bien no es posible prevenirla ni curarla, al ser detectada tempranamente se pueden iniciar tratamientos para que los pacientes tengan una mejor calidad de vida.
El Parkinson se da porque algunas neuronas –ubicadas en la sustancia negra del cerebro– dejan de funcionar correctamente y producen un desbalance de la dopamina, que es la substancia que contribuye al control y la coordinación del movimiento, la memoria, el comportamiento y la cognición, entre otras funciones. Al alterarse esta sustancia, aparecen los síntomas conocidos de la enfermedad como temblores –que empiezan en alguna extremidad–, cambios en el habla y la escritura, rigidez y dolor muscular que limita los movimientos simples del cuerpo, falta de equilibro en el cuerpo, entre otros.
Aunque los científicos continúan investigando las posibles causas, ya se han confirmado factores de riesgo determinantes como las mutaciones genéticas, que generalmente se dan cuando varios miembros de la familia tienen la enfermedad; y exposición a químicos tóxicos, herbicidas y pesticidas. De igual forma se ha encontrado que la mayoría de los pacientes son personas por encima de los 60 años y hombres.
Tratamientos para una mejor calidad de vida
Existen distintos tratamientos que contribuyen a la producción de dopamina, ayudando a los pacientes con Parkinson a reducir los problemas para caminar, relacionados con el movimiento y los temblores. También en casos más avanzados, el especialista puede optar por una cirugía para la estimulación cerebral profunda en donde se implantan electrodos en una parte específica del cerebro, contribuyendo a que se puedan estabilizar las fluctuaciones de los medicamentos, reducir los movimientos involuntarios, reducir los temblores, rigidez y mejorar la lentitud de los movimientos, aunque esta no evita que la enfermedad evolucione.
Parkinson y COVID–19
Aunque los más recientes estudios por momento han demostrado que no hay relación entre comorbilidad directa entre el Parkinson y el nuevo Coronavirus, si hay que tener en cuenta que hay enfermedades asociadas a la neurodegenerativa como pertenecer al grupo de adultos mayores que muchas veces presentan cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca y enfermedad cerebrovascular o problemas respiratorios restrictivos, que aumentan el riesgo de que los pacientes tengan complicaciones graves o requieran hospitalización.
La recomendación es que se mantengan las medidas de distanciamiento físico, lavado de manos y tapabocas. Control permanente con el médico tratante, tener un estilo de vida saludable y tomar los medicamentos indicados.