'Los primeros 1.000 días del bebé': una práctica guía para padres 

Publicado | 22 / 7 / 19

ABC del Bebé lanza el libro que resuelve dudas sobre crianza y desarrollo en la primera infancia.

Durante los primeros tres años de vida, el cerebro de un niño alcanza el 87 por ciento de su peso, más del 50 por ciento de su evolución y se produce la mayor cantidad de neuronas y de conexiones cerebrales que el pequeño tendrá para el resto de su vida.

Por eso varios estudios de la Universidad de Harvard, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierten sobre la importancia de estimular la actividad cerebral en esta etapa. Y es justo eso lo que motiva la publicación de este nuevo libro Los primeros 1.000 días del bebé, una selección de los mejores textos e investigaciones del equipo periodístico de la revista y portal ABC del Bebé, integrado por Claudia Cerón, Astrid López y Lizeth Salamanca.

“Al nacer, un niño tiene unas 100.000 millones de células en el cerebro que representan el potencial de toda la vida. La mayor parte no están conectadas entre sí y no funcionan por cuenta propia, así que a través de experiencias sensoriales, como ver, oler, escuchar, probar, tocar y sentir, debe lograr estas conexiones”, dice un informe de Unicef.

"Los primeros mil días de vida, desde la concepción hasta los 5 años, son el fundamento de todo ser humano. Los científicos lo denominan la ventana de oportunidades."

A su vez, el documento señala que cuanto más estimulante sea el ambiente externo, más conexiones positivas habrá y mejor será el progreso del pequeño en términos de desarrollo cognitivo, físico, emocional y social.

Al respecto, Gloria Cujar, neuróloga y especialista en psicopedagogía infantil, señala que en la primera infancia el cerebro se forma a una velocidad que nunca volverá a repetirse. “En esos años, el cerebro es especialmente receptivo a las nuevas experiencias y está capacitado para aprovecharlas. Esto se traduce en una gran capacidad del bebé para adquirir, asimilar y aprender de forma acelerada. No obstante, si estos períodos de sensibilidad pasan sin que el cerebro reciba los estímulos adecuados, las oportunidades de aprendizaje disminuirán notablemente”.

Por ello, y aunque los bebés tienen características genéticas heredadas, lo que los padres hagan en materia de estimulación, hábitos saludables, nutrición, controles médicos, vacunación y afecto determinarán su futuro.

Nutrición, clave del coeficiente intelectual

Existe una amplia evidencia científica que explica la relación positiva entre la alimentación y el desarrollo neurológico, incluso desde la gestación.

Por ejemplo, la lactancia materna juega un rol primordial, pues el cerebro de un bebé requiere de lípidos o ácidos grasos esenciales (presentes en la leche materna) para desarrollar sus funciones, según un informe de la Comisión Intersectorial para la Atención Integral de Primera Infancia de Colombia.

A su vez, los trastornos que resultan de deficiencias nutricionales en la niñez temprana, como la desnutrición crónica, la anemia por carencia de hierro y las deficiencias de yodo y zinc, entre otros nutrientes, se expresan en una pobre capacidad de atención, mala memoria, pérdida de coeficiente intelectual y bajo rendimiento mental.

Paso a paso en el desarrollo

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Con respecto al desarrollo psicomotriz, cognitivo y emocional de los niños, existen momentos significativos que marcarán su futuro. El primer año de vida es para los expertos un período clave de crecimiento, pues todo se potencializa en este tiempo.

En los primeros meses, muchos órganos se están terminando de formar y se afinan funciones vitales. Ruby Luque, pediatra de la Clínica Pediátrica de Colsanitas, dice que “hacia los dos meses, los pequeños están madurando su función visual, identifican colores y comienzan a seguir con la cabeza el llamado de los padres. Asimismo, perfilan movimientos al llevar sus manos a la boca. Hacia los 8 a 18 meses se producirá el movimiento de pinza de agarre de la mano, gatearán y tratarán de ponerse en pie, iniciarán marcha y pronunciarán dos o más palabras pensadas dentro de un contexto”.

Igualmente, en este periodo, “estarán pronunciando dos o más palabras pensadas dentro de un contexto, y ejecutarán acciones de precisión como coger cosas y meterlas en un balde. Entre los 18 y 24 meses, están en dinámico desarrollo e identificarán los objetos que se les pida e irán por ellos. Podrán tomar un crayón para hacer garabatos”, explica el doctor Darío Botero Cadavid, pediatra y puericultor, de la Clínica La Colina.

El especialista continúa diciendo que, entre los 3 a 4 años, pero con ayuda, “el niño podrá ponerse una camiseta e intentar vestirse,realizará algunas tareas simples como alcanzar cosas o llevarlas de un lado a otro, saltará obstáculos con precisión, podrá quedarse en equilibrio en un solo pie, y asociará acciones con respuestas lógicas”.

Algunos estudios sostienen que este es un momento propicio para que los pequeños tengan contacto con un nuevo idioma, pues su capacidad de aprendizaje es exponencial y les resulta fácil aprender y pronunciar sin barreras psicológicas, pues, en su mayoría, repiten las cosas tal cual las escuchan, sin la pena de equivocarse o escucharse graciosos, lo que les permite una pronunciación casi nativa.

Los expertos insisten en que del afecto, guía y ejemplo que reciban los niños en estos primeros cinco años dependerá, en gran medida, el cómo serán sus relaciones interpersonales y cómo manejarán distintas situaciones, tanto académicas como profesionales, a lo largo de la vida.

Todo lo anterior demuestra la importancia de esta etapa, que ha sido llamada “la ventana de oportunidades”, pues es el momento en el que los niños deben recibir las herramientas necesarias para un buen desarrollo, en términos de cuidados físicos y emocionales. Por ello, es primordial que se les estimule en lo cognitivo y afectivo, que se vigile su alimentación y se les dé todo el cariño para que crezcan seguros y amados.

Los temas presentes en el libro

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La revista ABC del Bebé e Intermedio Editores, de Casa Editorial EL TIEMPO, presentan el libro Los primeros 1.000 días del bebé, una guía útil y práctica sobre temas como nutrición, desarrollo, crecimiento, afecto, hábitos saludables, rutinas, estimulación, controles médicos, educación y crianza durante los primeros cinco años de vida de sus hijos. La obra ya está a la venta en las principales librerías, almacenes de cadena y oficinas de EL TIEMPO en todo el país.